


Los Sueños Inmortales
Reseña
Dramaturgia: Manuel Castellanos
Actuación: Laura Salas y Manuel Castellanos
Dirección: Manuel Castellanos
Después de nacer y vivir como esclavo por setenta años en un ingenio del valle del cauca, Perro viejo decide salvar la vida de una niña esclava, defendiéndola del mayoral, iniciando así, el camino hacia el palenque colibrí y liberando a los esclavos del barracón, para morir agotado por las heridas y el rigor del viaje, en medio del trayecto. Mientras muere extasiado de felicidad y libre al fin, en su mente se trenzan los sueños que refieren a su propia vida, los anhelos de África y sus ancestros, la esperanza de la libertad propagada por las historias del negro libertario y pedrenquero Babaricoa Sacinga, la vieja Aroni hechicera de las palabras y de los cuentos de África, y la historia de Manuel, un negro libre descendiente de esclavos que murió de pena y dolor después de que una bala de cualquier bando de ejércitos robara la vida de su hijo a la orilla del rio que un día le entregó la libertad. Perro viejo se despide del mundo siendo libre, feliz y pleno, mientras sus sueños lo conducen a la eternidad, para sembrar en la historia y el tiempo, los sueños que jamás mueren: los sueños inmortales que viven eternamente en la libertad. El escenario es la mente ensoñadora del viejo, los sueños son tejidos por las historias de la vieja Aroni y los cantos del coro de ancestros. Los tambores animan el alma junto a la flauta, convirtiéndose a la vez en todos los espacios oníricos y anacrónicos, y, en los elementos-objetos que transforman la escena. Los sueños inmortales unen estas tres historias: la de Babaricoa desde África a la ribera del rio tamaná en el pacífico colombiano entre los siglos XVI y XVII, la de perro viejo, Beira y Aroni en un ingenio del valle del cauca entre los siglos XVIII y XIX, y, la de Manuel, a la orilla del rio cauca a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, develando que la esclavitud, la ignorancia y la peste del olvido persisten en apagar los sueños de libertad y vida, mientras al mismo tiempo, la naturaleza intima del hombre insiste de manera inagotable y eterna en ser libre.